Robledillo se oculta al fondo de un angosto valle, como embebido de su propio secreto, consciente - insconciente de su ser...

 

robledillo2...un punto más original que los pueblos cercanos, tan bellos igualmente, tan silenciosos. Robledillo de Gata evoca el oro o el estaño de las vetas profundas, un rumor de cascadas, la luz que se recrea en sí misma en juegos de penumbra, un aire de verdores íntimos y, sobre todo, el milagro de una arquitectura sin arquitecto que borda, en su aparente descuido, la perfección. No es un mirador de la Naturaleza, porque la lleva dentro: no hay distancia, sino fusión consustanciada. Los bancales o "poyos" primorosos entran en la visión de los voladizos de teja árabe, en la secuencia irregular de las paredes de pizarra, cortadas como cartas de baraja, en los oscuros túneles de aire que desembocan en la luz. Y el agua está viva, no sólo en su rumor, sino en su aparición real (al cruzar una pasarela sobre el torrente, al seguir el serpenteo repentino de una calleja que parece va a dar al fin del mundo…)

Un rosal, un geranio, una mata de orégano, mezclan su aroma con olores de establo y de tahona, con almazaras invisibles, con el "salóndrigo", ese olor húmedo de las bodegas donde se asientan el vino turbio. La iglesia de la Asunción, con su atípica planta hexagonal, su gran pórtico en rueda y el artesonado mudéjar de su sacristía, es la iglesia perfecta para este pueblo mágico. Allí vela un San Miguel deliciosamente "naif". Allí duerme un Cristo articulado que, cada Viernes Santo, sube a la Cruz para volver al sueño de la urna o desvelarse, como un Cristo sonámbulo.

 

MAPA DE LOCALIZACIÓN:

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